Soy de una generación que nació en los años 70, a finales, pero en los 70. Una buena generación, una generación que veía a sus padres trabajar duro, ahorrar como las hormigas que se preparan para el invierno, y fruto de ese esfuerzo eran recompensados con una casa pagada, un coche, algunos un campo o pequeño apartamento en la playa… Nosotros crecimos viendo eso y haciéndonos unas expectativas de futuro, pero… TODO HA CAMBIADO. Todo es diferente después de 44 años. Esas expectativas que nos hicimos son complicadas de cumplir con los tiempos que corren. Trabajamos duro (los que tenemos el privilegio de trabajar), pero no nos llega, hoy es complejo ahorrar, vivimos para pagar, vivimos al día. Unas expectativas truncadas que muchos no han asimilado, gente cercana, gente que ya no está. Un futuro incierto, ya que posiblemente no lleguemos ni a jubilarnos, y “moriremos con las botas puestas”. Aun así, la vida hay que vivirla, vivirla al máximo puede significar vivir cada día como si fuera el último, hacer algo que siempre hemos querido hacer, encaminarse todos los días hacia un sueño.
¿Sabes cómo vivir la vida? Es cierto que no existe un manual que nos indique cual es la manera correcta de vivir, qué caminos tomar, qué cosas hacer y qué cosas evitar. Carecemos de instrucciones para ser, y por ello resulta tan difícil el hecho de vivir la vida sin dudas. Intentamos mantenernos alejados de la angustia, de los reproches y de los contratiempos. Creemos que así hallaremos ese preciado sentimiento llamado FELICIDAD. Sin embargo, la vida lo tiene todo: altos y bajos, y aprender a coexistir con esta variedad nos abrirá puertas que conducen, indefectiblemente, a una experiencia más plena y evolutiva.
NO IMPORTA CUÁNDO SEA EL FINAL, LO IMPORTANTE ES QUE FUISTE FELIZ MIENTRAS DURÓ.
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