No hay decisión que podamos tomar que no venga con algún tipo de equilibrio o sacrificio. No sé si algún día volveré a trabajar en Seguridad Privada, pero lo que sí tengo claro, es que aquella decisión a tomar el 1 de agosto del 2019, marcó un antes y un después:
“Nadie está a salvo de las derrotas. Pero es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños, que ser derrotado sin saber siquiera por qué se está luchando”.


No hay comentarios:
Publicar un comentario