Bueno… Por fin llegó nuestra despedida. Aquí es donde vosotras os quedáis (con esa tan merecida jubilación), y yo continúo hasta mi último aliento. Hace un año que tendríais que haberos quedado aquí, justo como lo planeamos durante esos kilómetros haciendo el “Camino de Santiago” en el año 2015, pero por circunstancias ajenas a mi voluntad, no pudo ser. Pero lo prometido es deuda, y este año sí que sí, más preparado y más fuerte que nunca, lo hemos conseguido.


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