A medida que progresamos como personas nos encontramos con las limitaciones de la gente que nos rodea. Es como una dieta. Cuando todo el mundo come de forma poco saludable, hay una especie de armonía natural. Pero, si una persona empieza a comer sano, de repente aparecen intereses opuestos. Entonces, surge la discordia de elegir dónde ir a cenar. Del mismo modo que no debes abandonar tu nuevo camino solo porque los demás lo encuentran problemático, no debes renunciar a esas personas. No las rechaces ni las dejes a su suerte. No te enfades ni discutas con ellas. A fin de cuentas, estuviste en su lugar no hace tanto tiempo.
Ama y acepta el pequeño oficio que aprendiste; y pasa el resto de tu vida como persona que ha confiado, con toda su alma, todas tus cosas a los dioses, sin convertirte en tirano ni esclavo de nadie. Exígete un comportamiento ejemplar, pero no imposible, y perdónate cuando te equivoques. Que sea para ti indiferente pasar frío o calor, si cumples con tu deber, pasar la noche en vela o saciarte de dormir, ser criticado o elogiado, morir o hacer otra cosa. Porque el hecho de morir es uno de los actos de la vida, y tanto en esto como en lo demás, lo esencial es hacer bien lo que se está haciendo. Nuestro cometido en la vida, rara vez es fácil, pero es importante. Además, suele consistir en tener que tomar la decisión más difícil. No obstante debemos hacerlo.
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