NUEVO AÑO, NUEVOS RETOS, NUEVOS PROYECTOS...
Ayunar significa no comer. Consiste en abstenerse de ingerir alimentos de manera voluntaria durante un período determinado de tiempo. La práctica más común es de 12 a 18 horas sin comer, pero existen también prácticas de ayuno prolongado de 24, 48, y 72 horas. Cuando reduces la frecuencia de la comida, por un lado brindas un descanso a tu intestino, y por otro, das pie a que se inicien en tu cuerpo distintos procesos destinados a obtener energía. ¡Estos procesos tienen un montón de efectos beneficiosos en tu organismo! Cuando haces ayuno prolongado, estimulas sistemas corporales que normalmente ni se inmutan ante ayunos más cortos.
Los 10 beneficios que obtienes al hacer ayuno prolongado:
1. Favorece la regeneración celular.
2. Retarda los síntomas de envejecimiento.
3. Reduce la inflamación.
4. Ayuda a tu sistema inmunitario.
5. Mejora la concentración y la claridad mental.
6. Aumenta la energía.
7. Favorece la quema de grasa localizada y mantiene tu musculatura.
8. Mejora tu equilibrio hormonal.
9. Mejora la sensibilidad a la insulina.
10. Reduce la ansiedad de necesitar siempre comida y te reconecta con el hambre real.
Estamos tan habituados a comer por costumbre, por placer, o por emociones, que nos hemos olvidado de cómo detectar el hambre real. El cuerpo está confundido y te recuerda que debes comer cada “X” horas porque es a lo que está acostumbrado. Muchas veces, ni siquiera es el cuerpo, son nuestras emociones o la ansiedad las que nos llevan a comer. O bien el aburrimiento, los compromisos sociales, o los antojos. Una vez que tu cuerpo se habitúa al ayuno, te das cuenta de que no necesita que le des comida constantemente. Si tiene glucosa en sangre usa esa fuente de energía, y si no, transforma las grasas en combustible por medio de la cetosis. Esto se llama tener flexibilidad metabólica y te da mucha libertad. Ya no dependes continuamente de la comida, te vuelves más dueño de tu cuerpo. Con el ayuno, empiezas a detectar el hambre real y a conectar con tus necesidades. El ayuno te enseña calma, escucha, paciencia, conciencia y aceptación. Lo más habitual cuando piensas en “ayuno” es que se te venga a la cabeza la idea de que vas a pasar hambre y te vas a encontrar mal. Es cierto que si tu cuerpo no está acostumbrado a ello y no tiene buena flexibilidad metabólica, de primeras le puede costar un poquito. Quizá no entienda cómo comportarse, y que no está en una situación de inanición, que puede seguir obteniendo energía de otras fuentes. Pero tan pronto se acostumbre y comprenda que puede transformar las reservas de grasa en energía, el resultado es el contrario. Tendrás más energía y de forma constante, sin subidas y bajadas.
La capacidad que tiene el cuerpo de sanarse a sí mismo es impresionante, cada modificación interna tiene una fuerte repercusión en lo físico, mental y espiritual. Es por eso, que el ayuno no solo sana el cuerpo, sino también, sana las emociones. Sana la forma de pensar y percibir el entorno, y fortalece el cerebro, tanto como fortalece el hígado o el corazón. Es una cura global. Descubre cual es la relación del ayuno y concentración mental.
Cuando el cuerpo se depura y se deshace de todo el estrés celular, de los radicales libres, de los factores inflamatorios y el material biológico de desecho, vemos como el funcionamiento de cada órgano y sistema se vuelve más óptimo, como la producción de insulina es más controlada, como el porcentaje de grasa es más estable, como la producción hormonal es más eficiente. Lo mismo pasa con el cerebro, durante el ayuno, la función mental es más eficaz. Las células cerebrales también se intoxican con la mala alimentación o con la alimentación excesiva, también, se agotan de estar asimilando y almacenando constantemente glucosa y esto vuelve la conexión neuronal más voluble. Es por eso que concentrarse es más difícil, las ideas son más difusas, hay más ansiedad, pánico y depresión e incluso hasta insomnio. Al “limpiarse” con el ayuno todo esto se revierte.
En mayor o menor medida podrás notar los siguientes cambios luego de un periodo de 72 horas, que es el tiempo que voy a hacer YO el ayuno prolongado, realizándolo los días 10, 11, 12 de enero (72 horas a base de agua).
Mayor fuerza de voluntad; El haberte mantenido firme durante el ayuno y permitir desprenderte de “las necesidades del cuerpo” a través de un largo periodo, te ayuda a forjar una fuerza de voluntad más sólida. A ser más comprometido y determinado a la hora de emprender algo o de realizar cualquier otra actividad que amerite tu disciplina. Lo cual es perfecto cuando se trata de adoptar nuevos hábitos saludables.
Estado psicológico más estable; Luego de 72 horas de ayuno tu mente estará depurada de ansiedad, preocupación, depresión y cualquier otra condición que altere o agite tu pensamiento. Esto te hace sentir más confiado y mantener un autocontrol por encima de cualquier emoción.
Sensación de bienestar espiritual; La mayoría de los ayunantes afirman que con el ayuno es mucho más sencillo practicar la introspección. De hecho, muchos expertos como gurúes, guías espirituales, sacerdotes y rabinos, aseguran sentir una fortaleza interna luego de practicarlo. Esto se debe a que aumenta la percepción sensorial, tanto corpórea como extra corpórea. Y dicha sensibilidad se puede extender en el tiempo.
Visión interior más nítida; Realmente, estar concentrado en desintoxicar el cuerpo te permite apreciar el valor de tu autonomía a cosas tan básicas como los alimentos. Es frecuente que las personas experimenten un tipo de meditación con mayor facilidad que las personas que no estén dentro del ayuno.
Aumento de la concentración; Es uno de los beneficios más apreciados del ayuno prolongado. Se dice que después de ayunar durante 72 horas los procesos cognitivos vinculados a la memoria y aprendizaje están más optimizados. Es por eso, que es más fácil dedicarse al trabajo o cualquier actividad que amerite toda su atención.
Nueva apreciación del hambre y los alimentos; Cuando practicas un ayuno prolongado, indudablemente estas fomentando un desapego a los alimentos, lo cual, contribuye mucho a erradicar la existencia de hambre emocional. De algún modo, estás educando al cuerpo a reconocer el verdadero valor de las comidas y a no sentir dependencia hacia ellas.
Mejor forma de canalizar las emociones; En todo el proceso de estabilidad emocional encuentras maneras más sanas de drenar las energías que desprenden algunas situaciones, al estar más asentado, más sereno, pierdes la labilidad de algunas emociones.
CONCORDIA RES PARVAE CRESCUNT.
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