Hace tiempo que quería escribir sobre esto, ya que en ocasiones no entendemos ciertas cosas que nos suceden en la vida. Pero al final, para casi todo hay una ley, una norma, una regla, una teoría... Una explicación.
La Teoría de Milgram, también conocida como el Experimento de Milgram, es un estudio de psicología social desarrollado por Stanley Milgram, que investiga la obediencia a la autoridad, incluso cuando esta entra en conflicto con la propia conciencia. El experimento demostró la sorprendente disposición de las personas a obedecer órdenes de una figura de autoridad, incluso si estas órdenes implicaban infligir daño a otros.
Milgram quería entender hasta qué punto las personas seguirían las órdenes de una figura de autoridad, incluso si esas órdenes eran moralmente cuestionables o les causaban angustia.
El experimento exploró la tensión entre la obligación de obedecer a la autoridad y la obligación moral de no causar daño a otros.
Milgram propuso que en ciertas situaciones, las personas pueden entrar en un "estado agéntico", donde se perciben a sí mismas como meros instrumentos de la autoridad, renunciando a la responsabilidad de sus acciones.
En el experimento, se le pedía a los participantes que actuaran como "maestros" y administraran descargas eléctricas a un "alumno" (en realidad, un actor) cada vez que este cometía un error en una prueba de memoria. Los niveles de voltaje de las descargas aumentaban gradualmente. Aunque el "alumno" gritaba y mostraba signos de dolor, muchos participantes continuaban administrando las descargas siguiendo las órdenes del investigador.
Sorprendentemente, un gran porcentaje de participantes obedeció las órdenes del investigador, llegando a niveles de descarga potencialmente peligrosos.
Los participantes utilizaron mecanismos de defensa psicológica, como minimizar la gravedad de las acciones del "alumno" o racionalizar su obediencia, para justificar sus acciones.
El experimento generó controversia debido a las implicaciones éticas de someter a los participantes a situaciones tan angustiosas, lo que llevó a cambios en los protocolos de investigación.
En conclusión, el experimento de Milgram reveló una preocupante tendencia humana a obedecer a la autoridad, incluso cuando esa obediencia conduce a acciones moralmente cuestionables, y destacó la importancia de considerar los factores psicológicos que influyen en la toma de decisiones en situaciones de conflicto.
CUANDO UN TONTO COGE UNA LINDE... LA LINDE SE ACABA Y EL TONTO SIGUE.
Cuando pensamos en un psicópata, generalmente nos asalta la idea de un asesino en serie, frío y calculador, como nos muestran las películas. Pero la realidad es muy diferente. Aunque obviamente han existido y existen personas con psicopatía que cometen diversos crímenes, otros no lo hacen.
LOS PSICÓPATAS INTEGRADOS:
¿Qué son los psicópatas integrados?
Para poder hablar de los psicópatas integrados, primero es necesario que nos detengamos un momento para definir adecuadamente el propio término de psicópata. La psicopatía es una psicopatología encuadrada dentro del trastorno antisocial de la personalidad.
Sin embargo, aunque existen algunos rasgos comunes en algunas de estas personas, sería inadecuado hacer una categorización general para todos los individuos con personalidad psicopática, pues existen variaciones importantes, como es el caso de los psicópatas integrados. Además, como la mayoría de las psicopatologías, esta se puede dar en diferentes grados, por lo que hay muchos matices.
Las características clínicas más frecuentes en este tipo de individuos son, en primer lugar, un comportamiento antisocial, que puede ser más intenso durante la infancia y traducirse incluso en conductas como la piromanía o el maltrato animal. También puede aparecer enuresis a edades que no corresponden. Sin embargo, estos comportamientos pueden corregirse y no estar presentes durante la adultez.
Otro rasgo característico sería un grado de empatía así como de remordimientos bastante reducidos e incluso inexistentes, en algunos casos. Aunque habría que puntualizar que muchos psicópatas, integrados o no, cuentan con sus propios códigos de conducta, y es al incumplir estos y no las leyes generales, cuando pueden experimentar malestar.
El tercero de los principales rasgos es el de una evidente desinhibición en su carácter, e incluso un cierto narcisismo y un placer en ser el centro de atención. Además, frecuentemente suelen resultar agradables en el trato, pues cuentan con una gran inteligencia en ese sentido.
También pueden mostrarse insensibles en sus relaciones interpersonales, no ser sinceros, mentir o realizar conductas que se podrían calificar como extravagantes. En ese caso, algunos elementos como el alcohol podrían potenciar el efecto de las mismas. Recordemos en todo momento que estas características son generalidades y por lo tanto no tienen porqué cumplirse en todos los casos, ni hacerlo con la misma intensidad.
Otro de los factores a tener en cuenta es que estas personas no suelen experimentar delirios, por lo que su pensamiento es racional.
Pueden mantener relaciones sexuales promiscuas, ser irresponsables en ciertos comportamientos e incluso impulsivos. Podrían también mostrarse manipuladores y hacer cualquier cosa para conseguir sus objetivos. Frecuentemente necesitarán de estimulación para no caer en el tedio.
Estas son algunas de las conductas observadas en la población con personalidad psicopática. Como vemos, son cualidades que, por separado, se podrían observar en muchos tipos de persona, pero que en conjunto, nos marcan un perfil que podríamos calificar como psicopático.
Sin embargo, esto no necesariamente tiene que ir unido a la criminalidad (aunque, efectivamente, tengan una mayor probabilidad de transgredir las normas) y mucho menos al asesinato.
No me quería extender tanto, pero creo que la ocasión lo merece.
Es posible hacer un puente teórico entre la teoría de Milgram y el concepto de psicópatas integrados (también llamados psicópatas de cuello blanco o funcionales), pero habría que precisar primero desde qué ángulo se quiere hacer la conexión.
Milgram desarrolló su teoría principalmente en el contexto del bullying, el maltrato escolar y las dinámicas de poder. Plantea que hay un triángulo dramático donde intervienen agresores, víctimas y espectadores, y que los agresores no siempre son visiblemente malos sino que pueden mantener una fachada socialmente aceptada.
Psicópatas integrados son individuos con rasgos psicopáticos que no caen en la delincuencia abierta, sino que operan dentro de la legalidad aparente y las normas sociales, aprovechándose de su entorno: en empresas, política, instituciones o círculos sociales.
Los psicópatas integrados encajan dentro del perfil de agresores socialmente camuflados que Milgram describe: personas que saben manipular, instrumentalizar relaciones y mantener una buena imagen pública mientras ejercen maltrato encubierto.
En la teoría de Milgram, estos agresores suelen usar a los espectadores como aliados o cómplices pasivos, exactamente igual que un psicópata integrado construye redes de apoyo o de silencio para proteger su estatus.
Ambos marcos coinciden en que el daño no siempre es visible ni físico: puede ser psicológico, reputacional o relacional, y que la víctima queda aislada por la credibilidad social del agresor.
Si se unieran las dos ideas, podríamos obtener un modelo más completo para entender:
1. Cómo operan los agresores camuflados en entornos aparentemente “normales”.
2. Por qué las víctimas encuentran tanta resistencia social para ser creídas.
3. Cómo se construye y sostiene el poder invisible de estos perfiles.
En el contexto laboral, un psicópata integrado puede ser especialmente difícil de detectar porque se mueve justo en la frontera entre lo aceptable y lo abusivo, y suele construir una imagen impecable frente a jefes y clientes, mientras manipula o explota a compañeros.
Quiero recordarte que el poder de un psicópata integrado sobre ti crece en la medida en que logre alterar tu equilibrio interno. Mantener el control emocional es tu primera defensa. Cuando un psicópata integrado intenta alterarte, desacreditarte o manipularte, tu meta no es ganarle en su propio juego, sino no permitir que sus actos dicten tu estado interno. Tú decides responder con coherencia y ética, aunque él juegue sucio.
QUE TU PAZ DEPENDA DE TU VIRTUD... NO DE SU VENENO.
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